La formación de la Moldavita coincide con la caída de un gran meteorito en la República Checa, aproximadamente hace 14,8 millones de años. La mayoría de las piezas han sido encontradas por esta zona.
A lo largo de la historia, e incluso en la prehistoria, la Moldavita ha sido considerada un talismán espiritual. En el neolítico, los habitantes de la Europa del Este, usaban la Moldavita, al menos hace 25.000 años, como amuleto y para construir herramientas de corte y puntas de lanzas.
En la actualidad, la Moldavita ha emergido como una de las gemas más valoradas para cuestiones metafísicas. Sus efectos pueden ser desde suaves a abrumadores. La Moldavita pertenece al elemento Tormenta. La Tormenta representa una transformación profunda, limpieza y cambio a todos los niveles y la Moldavita se ajusta por completo a esa reputación.
La Moldavita es quizás el mineral que se siente más fácilmente. Tiene una intensa frecuencia que puede activar el sistema de chakras completamente, estimular la Kundalini, abrir los canales psíquicos y propulsarnos hacia nuestro futuro con la fuerza de un huracán. Pero no hay que dejarse intimidar, a veces “una patada” cósmica es lo que se necesita para romper los deshechos psíquicos de nuestra vida y arrancar con una vida espiritual.
Aparte del uso de la Moldavita en meditación y trabajo con sueños, se puede usar en joyería. Llevarla puesta todo el día permite mantener sus energías en nuestro campo vibracional y potencia una serie de sincronicidades beneficiosas en nuestra vida diaria. La Moldavita también ofrece una energía de protección espiritual. Cuando uno está en resonancia con su vibración de alta frecuencia, las energías negativas o entidades no pueden conectar o engancharse a nuestro campo.
De acuerdo con sus propiedades de transformación, la Moldavita tiende a desconectarnos de uniones insanas y atraer a personas y situaciones que nos harán progresar en nuestra evolución.
